En la última década se ha observado un aumento de la población que es reacia al consumo de medicamentos tradicionales para tratar, principalmente, afecciones menores como resfríos, dolor de estómago, cabeza o muscular, entre otras, y han decidido optado por alternativas más naturales.
Las reacciones adversas que pueden generar los medicamentos tradicionales, el origen artificial o químico, las dependencias y el daño que puede causar a nuestros órganos el consumo frecuente de estos medicamentos, son parte de las razones que visualizan las personas que deciden dejar de consumir medicamentos tradicionales.
El enfoque natural a los tratamientos para las diferentes patologías se ha comenzado a arraigar tanto en médicos como en los pacientes, gracias al conocimiento científico que respalda los beneficios de los medicamentos naturales.
Las plantas medicinales o aromáticas son la fuente principal de medicamentos naturales. Este grupo de plantas es muy diverso y se diferencia de otras plantas por su capacidad de producir, mediante la acción de su metabolismo secundario, sustancia responsable de la actividad farmacológica, conocidos también compuestos activos.
La biosíntesis y la acumulación de sustancias activas, ocurre por norma general, en células epidérmicas modificadas, sin embargo, dependiendo de la especie vegetal, pueden encontrarse en mayor o menor concentración, localizadas en un órgano particular del vegetal como hojas, flores, tallos, semillas y raíces, en varios órganos o incluso pueden estar en toda la planta.
Debido a las características bioquímicas y organolépticas de las hierbas medicinales y aromáticas, estas son altamente cotizadas para la elaboración de diversos productos utilizados en tratamientos homeopáticos de diferentes especialidades médicas y terapias psicológicas.
Además, son ampliamente valorados y demandados en la industria de perfumes, saborizantes, repelencia para insectos, aromatizadores ambientales, entre otras.