Durante décadas, el uso intensivo de fertilizantes químicos ha tenido importantes consecuencias negativas en los ecosistemas, especialmente en el suelo. Esto ha obligado a desarrollar nuevas estrategias ecológicas basadas en interacciones biológicas para remediar el daño causado e incrementar la fertilidad. En este contexto numerosos estudios han demostrado que los biofertilizantes basados en microorganismos benéficos del suelo incrementan el desarrollo la vitalidad de las plantas, así como mejoran la calidad del suelo. Dentro de estos microorganismos encontramos a las micorrizas, que son el resultado de una simbiosis muy útil para las plantas.
Micorrizas: simbiosis entre el hongo y la planta
La palabra micorriza se compone de las palabras griegas correspondientes a «hongo» y «raíz». Se trata de una estructura formada a partir de la simbiosis que se produce entre un hongo y las raíces de la planta. Es una simbiosis positiva, en la que ambos participantes se ven beneficiados. Por un lado, el hongo recibe hidratos de carbono y nutrientes complejos, que la planta es incapaz de sintetizarlos por sí mismo, y los transforma a nutrientes simples. Por otro lado, las raíces y la planta reciben el agua y nutrientes en un estado asimilable. Esta simbiosis funciona tan bien que el 90% (o más) de toda la vegetación terrestre se encuentra asociada a al menos una micorriza.
Clasificación
Las micorrizas pueden clasificarse dependiendo de la relación que establecen las hifas (filamentos microscópicos) del hongo con las células de las raíces de la planta. De acuerdo con esta clasificación existen dos tipos de micorriza: endomicorrizas y ectomicorrizas.
- Endomicorrizas: el micelio (conjunto de hifas) ingresa en la raíz de la planta, primero de forma intercelular para luego acabar penetrando en las células del sistema radicular.
- Ectomicorrizas: las hifas no penetran en las raíces de la planta, sino que invaden el sistema radicular y forman una especie de “manto” sobre ellas. A esta clasificación se le pueden agregar algunos tipos más de micorrizas.
Otro tipo de clasificación depende de la especie vegetal que la micorriza colonice o de su forma. Por ejemplo, las orquidioides, llamadas de ovillo, se pueden encontrar en las orquídeas. Las ericoides, se asocian con las plantas del orden Ericales, es decir, conviven comúnmente con leguminosas y plantas carnívoras. Las arbusculares, hacen que las raíces formen figuras parecidas a los arbustos, estas son las más comunes y las más utilizadas en las producciones agrícolas. También encontramos las ectendomicorrizas, que forman un manto sobre las raíces, del. Finalmente están las monotropoides, que colonizan principalmente a los géneros Pinus y Picea, y transportar nutrimentos desde el árbol a plantas sin clorofila (aclorófilas), del género Monotropa.
¿Cuáles son las ventajas de las micorrizas?
Existen evidencias fósiles y estudios moleculares que sugieren que la asociación micorrícica se originó entre 462 y 353 millones de años atrás. Esto deja en evidencia que su formación sea indispensable para el éxito ecológico de la mayoría de las plantas sobre la Tierra. Las ventajas de una microrriza en los cultivos son numerosas:
- Genera mayor desarrollo radicular y expande la capacidad exploratoria de la raíz
- Mejora la absorción de agua y nutrientes
- Establece una protección frente a hongos patógenos y nematodos
- Incremento de la capacidad de retención de humedad
- Limita la absorción de metales pesados, como el cadmio
- Aumentan la tolerancia a altas y bajas temperaturas del suelo o pH extremo
Dentro de las ventajas de las micorrizas, la mejora en la incorporación de fósforo al suelo es un ejemplo importante. En la mayoría de los suelos, este elemento casi siempre se encuentra limitado en su absorción o poco soluble. Debido a esto, muchas veces encontramos suelos con una presencia de fósforo muy alta, pero la respuesta de este elemento a la absorción por la planta es muy reducida por encontrarse insolubilizado. En este sentido, la aplicación de micorrizas ayuda a facilitar la disposición del fósforo a las plantas. Las micorrizas se encargan de facilitar el fósforo en formas asimilables a la planta y a partir de la asimilación, la planta devuelve exudados ricos en azúcares.
Aplicación y estimulación del crecimiento de micorrizas
La aplicación de micorriza en las raíces de un cultivo hace que esta amplíe la superficie de captación de nutrientes. De esta manera, se aumenta la eficiencia en la absorción de nutrientes esenciales como nitrógeno, fósforo, magnesio, manganeso, zinc, etc. También existen varias acciones que favorecen la microrrización. Una de ellas es la rotación, asociación y sucesión de cultivos. También, si se minimiza la acción sobre la tierra, se fomenta el crecimiento de las micorrizas. Otra buena forma de estimular la microrrización es el uso de fuentes orgánicas de fertilización. Por último, se recomienda realizar inoculaciones con hongos micorrizógenos, de preferencia con especies nativas.
Hay acciones que pueden suponer un riesgo para las micorrizas, o bien que no van a permitir su adecuado crecimiento. Por ejemplo, cuando se cava, se ara o destruyen las capas del suelo con maquinaria o herramientas, se corre el riesgo de destruir las raíces presentes y junto con ello, las hifas del hongo micorrizicos. Además, el uso continuo y excesivo de agroquímicos, ya sea fertilizantes o plaguicidas químicos, También puede dañar e incluso causar la muerte de las micorrizas. Estas prácticas, además, inhiben nuevos establecimientos de los microorganismos benéficos del suelo.
Biofertilizantes: el desafío de la agricultura
Sumado a todas las ventajas mencionadas anteriormente, relacionadas con la promoción de la fertilización de suelos que poseen las micorrizas, también diversos estudios científicos han demostrado que las micorrizas muestran un efecto positivo en las zonas con problemas de suministro de agua. Esto se debe a que facilitan el transporte de agua al interior de las células de la raíz. Específicamente, las hifas de las micorrizas actúan como una extensión de las raíces de la planta, multiplicando su superficie de alcance. Con lo anterior, la funcionalidad de las raíces mejora en gran medida, logrando una mayor capacidad de absorber humedad. Gracias a esta capacidad, la falta de agua se expresa con menor intensidad en plantas cultivas en ambientes áridos, o con baja pluviometrías.
Gracias a la capacidad de fertilización y mejora del suministro hídrico que entregan las micorrizas a las plantas, se consideran excelentes biofertilizantes. En este sentido, en la actualidad existen tres tipos de inóculos basados en las micorrizas. El primero es la aplicación directo al suelo de un cultivo con esporas e hifas. El segundo es la penetración de las esporas puras en el suelo. Esta opción supone un incremento del coste. Por último, el más habitual es crecer la planta hospedante en un medio inerte, dejar que las raíces se desarrollen lo suficiente y comercializar el sustrato con alto contenido de raíces y rico en esporas o hifas.
Conclusión: usos de las micorrizas
El aumento de productos biotecnológicos agrícolas basados en micorrizas, así como el aumento del conocimiento de estos microorganismos, sigue siendo un desafío para la agricultura. Por un lado, muchas veces los productos comerciales que facilitan los trabajos del agricultor pueden ser costosos y no atractivos en términos económicos para agricultores intensivos.
Por otro lado, el uso de técnicas de manejo que favorezcan naturalmente el establecimiento de las micorrizas no es conocida por los agricultores. Por lo tanto, la creación de insumos, la difusión y la educación de los beneficios de estos microorganismos ancestrales puede ser de gran aporte para reducir la contaminación de los suelos y el medio ambiente, e impulsar el manejo orgánico, o agroecológico de los cultivos vegetales en torno al desarrollo de una agricultura sustentable y saludable para nuestro planeta y los seres vivos que la habitamos.
Por Juan Ignacio Sapia